Así, uno de ellos, el más pequeño, se armó de valor y preguntó a la bruja si podría acompañarle al akelarre, cosa a la que la maga se negó una y otra vez hasta que el jorobado, finalmente, logró convencer a base de insistir y abrumar a la pitonisa, la cual puso al jorobado una condición...
— La condición es que deberás responder a la pregunta del «Brujo mayor» de ¿cuáles son los días de la semana?
— Eso es muy fácil, respondió el jorobado....
— No lo creas; fíjate bien: «lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado». Nunca debes añadir domingo; dijo la bruja.
El viernes siguiente, el jorobado acompañó a la bruja al akelarre y cuando el «Brujo mayor» preguntó por los días de la semana, el jorobado respondió olvidando la lección de su vecina hechicera:
— Eso es muy fácil, respondió el jorobado....
— No lo creas; fíjate bien: «lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado». Nunca debes añadir domingo; dijo la bruja.
El viernes siguiente, el jorobado acompañó a la bruja al akelarre y cuando el «Brujo mayor» preguntó por los días de la semana, el jorobado respondió olvidando la lección de su vecina hechicera:
— Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo...
—¿Quien ha hablado del domingo? dijo muy enfadado el «Brujo mayor»
— Ha sido el jorobado, ha sido el jorobado, dijeron todos los hechiceros y brujas asistentes.
— Pues le quitaremos la joroba...
Y así lo hicieron, cosa que encantó al jorobado, que se fue muy contento para su casa.
Pero su hermano, cuando le vio, le preguntó:
— ¿Cómo lo has logrado?
Y el benjamín contó a su hermano mayor el akelarre con su vecina y el «susedido» con el Brujo; explicación que agradó a su allegado, el cual decidió también probar suerte.
El primogénito jorobado habló con la bruja que le reiteró la misma premisa que a su hermano insistiendo en resumir la respuesta al «Brujo mayor».
El viernes siguiente en el akelarre se repitió la historia de la semana anterior, pero los hermanos habían quedado que debía contestar de la misma manera que hizo el pequeño para que, con el mismo procedimiento, lograra «perder» su joroba.
—¿Quien ha hablado del domingo? dijo muy enfadado el «Brujo mayor»
— Ha sido el jorobado, ha sido el jorobado, dijeron todos los hechiceros y brujas asistentes.
— Pues le quitaremos la joroba...
Y así lo hicieron, cosa que encantó al jorobado, que se fue muy contento para su casa.
Pero su hermano, cuando le vio, le preguntó:
— ¿Cómo lo has logrado?
Y el benjamín contó a su hermano mayor el akelarre con su vecina y el «susedido» con el Brujo; explicación que agradó a su allegado, el cual decidió también probar suerte.
El primogénito jorobado habló con la bruja que le reiteró la misma premisa que a su hermano insistiendo en resumir la respuesta al «Brujo mayor».
El viernes siguiente en el akelarre se repitió la historia de la semana anterior, pero los hermanos habían quedado que debía contestar de la misma manera que hizo el pequeño para que, con el mismo procedimiento, lograra «perder» su joroba.
— Pero el «Brujo mayor» se enfadó mucho son la repetición de la respuesta y volvió a preguntar:
— ¿Quien ha hablado del domingo?
— El jorobado, el jorobado, dijeron todas y todos los reunidos en el akelarre
— Dos son ya demasiados; que le pongan la joroba del otro, dictó sentencia el gran brujo.
Y el segundo hermano se fue a casa con dos jorobas que ya no se pudo quitar en la vida.
— ¿Quien ha hablado del domingo?
— El jorobado, el jorobado, dijeron todas y todos los reunidos en el akelarre
— Dos son ya demasiados; que le pongan la joroba del otro, dictó sentencia el gran brujo.
Y el segundo hermano se fue a casa con dos jorobas que ya no se pudo quitar en la vida.
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