El río Navia es conocido como «El Río Grande» y aunque su nacimiento se encuentra en la provincia de Lugo, en las montañas de Cebreiro, desciende por Becerreá hacia Asturias. El río en aquellos años, era famoso por la gran cantidad de salmones que se pescaban en sus cerca de 100 kilómetros de recorrido de sus aguas camino del mar Cantábrico, pero la construcción del Salto del Salime fue el principio del fin ---se levantaron, posteriormente, dos nuevas presas río abajo--- y, hoy en día, tan sólo 14 kilómetros se encuentran aptos para la pesca del salmón, que ya apenas vienen a desovar al Navia.
Los 14 pueblos que «se tragó» el pantano estaban en las orillas; la mayor parte en la margen asturiana: Salime (el de mayor número de habitantes), Subsalime, Sanfeliz, Salcedo, Loade, Vega Grande, Saborit, La Quintana, Albeiroa y Barcela. Y en la ribera de Lugo: Rio do Porto, Vilagudín, Abarqueira,y San Pedro de Ernes.
En aquellos años del comienzo del inicio de la edificación del muro de contención de las aguas, Salime era un lugar inhóspito, entre montañas, sin apenas rutas de comunicación. Los ingenieros pensaron primero realizar 40 kilómetros de carreteras desde la población de Navia en la costa hasta el lugar de la construcción para trasladar en camiones los materiales y suministros necesarios, pero esta opción era muy costosa y, finalmente, optaron por construir un teleférico de 37 kilómetros de recorrido con 650 vagonetas, desde la costa hasta el Salto del Salime, las cuales tardaban tres horas en realizar el trayecto completo. En total fueron 3.500 los obreros empleados desde el inicio de la construcción, que fueron reclutados en Andalucía, Extremadura y Galizia, siendo en su mayor parte, presos de la Guerra Civil condenados a trabajos forzados.
Hoy en día, el Santo del Salime consta de 4 grupos de turbinas de 40 MW, con un total de 160 MW que producen 350 millones de Kw/hora/año.
En el pueblo de Grandes de Salime, construido para los desplazados por las obras, se puede contemplar un precioso museo etnográfico, que merece la pena visitar, donde se encuentran reunidas tiendas de ultramarinos, escuela, barbería, taller de zapateiro, cantina y otras muchas dependencias de los pueblos de aquellos años.
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