Cuentan que en los diferentes caminos a Santiago las peregrinas y peregrinos encuentran pueblos con fiestas y tradiciones ancestrales como los carnavales, una celebración que trata de expulsar al crudo invierno, junto a los «fríos» espíritus malignos, fortalecer los vínculos de la comunidad, festejar la llegada de la primavera y dar entrada a la Cuaresma, la época cristiana del ayuno y abstinencia. En realidad, son muchos los carnavales que tienen lugar a lo largo de la geografía y en los diferentes «Caminos de las Estrellas» como las Mascaradas de Zuberoa, el carnaval de Lanz, Ituren y Zubieta, en el Camino del Baztan; los catalanes de Torrelló, Tarragona, Sitges, Solsona y Vilanova i la Geltru o los gallegos del llamado triángulo mágico del Entroido, de los pueblos de Verín, Xinzo de Limia y Laza en el Camino Sanabrés o Fonseca. De estos tres, el de Laza (en la foto, por donde caminamos en el 2006) es el más peculiar y, al fin y a cabo, en el cual suele producirse una auténtica batalla campal arrojando trapos sucios de barro y puñados de hormigas, que antes han sido tratadas con vinagre, para que, rabiosas, «muerdan» a los espectadores del Carnaval de Laza en la A farrapada.
El lunes, es el turno del luns borralleiro con la batalla campal de A farrapada y la procesión en burro de A Xitanada y el descenso de A baixada da Morena, donde un sátiro con cabeza de vaca persigue a las mozas, mientras sus acompañantes lanzan harina y hormigas vivas.
El adiós del Carnaval de Laza llega con el martes del Entroido donde los peliqueiros corren por último día junto a las carrozas luciendo un lazo negro como símbolo de luto por el final de la fiesta, que llega con la lectura del Testamento do Burro, una sátira a la vida social y política de Laza, su comarca y Galizia. Es el momento de la Quema do Arangaño, incinerando en la plaza de la Picota el muñeco que simboliza el Entroido de Laza y su comarca.
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