Esta aventura caballeresca comienza como consecuencia del enamoramiento del caballero Suero de Quiñones hacia Leonor de Tovar, pues el noble leonés, señor de Navia, portaba en su cuello una argolla y una cinta azul, como prueba de su amor hacia Leonor, con la leyenda: «Si no os place corresponderme, no hay dicha para mi». Pero parece que el caballero estaba ya cansado de llevar estos «grilletes» para lo que ideó peregrinar a Santiago, como prueba de amor, no sin antes derrotar a todos aquellos caballeros que osaran atravesar el Puente del Paso Honroso de Hospital de Órbigo. Así que Suero de Quiñones solicitó permiso al rey, Juan II de Castilla, para el torneo y acampó en una de las orillas del río con 9 amigos, caballeros como él, dispuestos a luchar en un combate con lanzas contra aquellos hidalgos que quisiesen atravesar el puente.
Durante un mes del verano de 1434 tuvieron lugar las justas con lanzas en el Puente del Paso Honroso, saliendo los caballeros de Suero de Quiñones victoriosos en todos los desafíos. Pero estos duelos «pasaron factura» a los hidalgos leoneses, acampados en la orilla del río Órbigo hasta que, finalmente, levantaron el campamento y se dirigieron en peregrinación a Santiago de Compostela para depositar la gargantilla y la cinta azul en la capilla de las reliquias y en el cuello de la imagen de Santiago el Menor, respectivamente.
Hospital de Órbigo celebra a primeros de junio la festividad del Paso Honroso con romerías medievales y la reconstrucción de un torneo. En el viaducto un monolito recuerda los nombres de los amigos que acompañaron a Suero de Quiñones durante los combates: Pedro de Ríos, Sancho de Rabanal, Lope de Estúñiga, Diego de Bazán, Suero Gómez, Pedro de Nava, López de Aller, Diego de Benavides y Gómez de Villacorta.
Esta es una historia real, cantada por numerosos poetas y juglares medievales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario