Iñigo, durante su convalecencia en su casa natal de Loyola, dedicó su tiempo a la lectura de «La Vida de Cristo» y las historias de los santos de cada día, que le proporcionaba su hermana. Así fue como el repaso de estos libros religiosos cambió por completo su pensamiento y, de este modo, asumió la decisión de consagrarse «Caballero de Jesús». Un año después, una vez recuperado de sus heridas, Ignacio emprende una peregrinación de 650 kilómetros desde su Loyola hasta el monasterio catalán de la Virgen de Montserrat y la cueva de Manresa, donde pasó diez meses consagrado a la meditación y a redactar los Ejercicios Espirituales, que cambiaría su vida.
Hoy en día, lo que se conoce como el Camino Ignaciano es un nuevo itinerario de senderismo de reflexión y meditación (también se puede realizar en bicicleta) en el sentido contrario a las flechas amarillas que llevan a Santiago de Compostela. El Camino Ignaciano se inicia desde el lugar donde se ubicaba la casa torre de la familia de los Loyola, en el Santuario de la Compañía de Jesús, y atraviesa tierras vascas, La Rioja, Navarra, Aragón y Catalunya. En total son 27 etapas atravesando parques naturales como el de Aizkorri-Aratz o Izki; bosques, viñedos, huertas de cultivo, zonas desérticas, ermitas, monasterios, palacios y castillos; en realidad una gran cantidad de alicientes para la seducción de peregrinos y peregrinas.
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