Pola de Allande es un lugar de paso del Camino Primitivo, que Alfonso II «El Casto» inició desde Oviedo por las tierras asturianas de Salas, Peñaseita, Tineo, Berducedo, Fonsagrada y Allande, atravesando una tierra montañosa y hostil, aislados valles de verdes prados y bosques espesos, camino del Puerto del Palo en dirección a Santiago de Compostela; en estos inhóspitos lugares es donde la leyenda de Santa Maria de Celón cobró «vida propia».
Los monjes benedictinos alojaban a los peregrinos y peregrinas en su monasterio, avisándoles de la presencia del «cuélebre» que por las noches entraba por un orificio de la pared para reclamar los exhaustos cuerpos y las atemorizadas almas de los que allí descansaban. Pero, una noche, un peregrino hizo frente a serpiente asestando con su cayado un terrible golpe en la cabeza del reptil hasta matarla.
Este mito del «cuélebre» se extiende con diferentes acepciones a lo largo y ancho de muchas culturas: Egipto, países escandinavos, celtas y germánicos, así como en China, India, Japón y el lejano Oriente. En Asturias se producen tradiciones de serpientes que asedian a los habitantes de los pueblos cercanos desde cuevas, como por ejemplo, en Ribadesella, Cudillero, Salas, Somiedo y Cangas de Onís, aunque la más conocida, probablemente, es la del Convento de Santo Domingo en Oviedo, donde existía un «cuélebre» que devoraba los frailes del monasterio hasta que el cocinero le dio a comer una hogaza de pan rellena con alfileres que le ocasionó la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario